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¡Pronto cesará tu sed,
ardiente corazón!
El aire es sofocante,
un soplo me llega desde bocas desconocidas,
— empieza a refrescar… 118 >>
Mi sol ardÃa sobre mà a mediodÃa:
¡Bienvenidos seáis,
vientos inesperados,
frÃos espÃritus del atardecer! 119 >>
Pasa la brisa extraña y pura.
¿Me estará haciendo guiños la noche
con su oblicua
mirada seductora?
¡Mantente firme, valiente corazón!
No preguntes por qué. 120 >>
2
¡DÃa de mi vida!
El sol declina.
Dorada está ya
la superficie del agua. 121 >>
Cálida respira la roca:
¿durmió sobre ella la dicha
su siesta a mediodÃa?
Entre verdes luces
prueba suerte todavÃa el oscuro abismo. 122 >>