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¿Cuánto tiempo llevas descansando
sobre tu infortunio?
¡Presta atención! Me vas a incubar
un huevo,
un huevo de basilisco,
nacido de tu largo lamento. 137 >>
¿A qué ese paso sigiloso de Zaratustra por las montañas? 138 >>
Desconfiado, herido, ensombrecido,
paciente esperaste —,
pero de pronto un rayo,
claro, terrorífico, un látigo
contra el cielo desde el abismo:
Incluso las entrañas
de los montes se estremecen… 139 >>
Donde odio y refulgencia del rayo
fueran uno: una maldición —,
sobre las montañas sopla ahora la ira de Zaratustra,
nubes de borrasca arrastra en su camino. 140 >>
¡Guarézcase quien tenga un techo todavía!
¡A la cama, vosotros los débiles!
Ya se oyen truenos entre las nubes,
ya tiemblan vigas, muros,