El Banquete
- Pues bien -dijo Erixímaco-, ya que sé ha decidido beber la cantidad que cada uno quiera y que nada sea forzoso, la siguiente cosa que propongo es dejar marchar a la flautista que acaba de entrar, que toque la flauta para sí misma o, si quiere, para las mujeres de ahí dentro, y que nosotros pasemos el tiempo de hoy en mutuos discursos. Y con qué clase de discursos, es lo que quiero exponerles, si me lo permiten. Todos afirmaron que querían y le exhortaron a que hiciera su propuesta.

 












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