Sandokan el Rey del Mar

Capítulo 14 El demonio de la guerra

Una vez hubo sido embarcada la chalupa rápidamente, el Rey del Mar viró de bordo a toda prisa, y se lanzó hacia el Norte para no meterse entre las escolleras que se prolongaban en dirección de Poniente.

La escuadra aliada corría a todo vapor, con la esperanza de cortarle el paso, y forzaba las máquinas cuanto podía para llegar a tiempo.

Pero entre todos aquellos barcos de tipo anticuado y que se pudrían en las estaciones de ultramar, no había ninguno que pudiera competir con el rapidísimo crucero, el cual marchaba a tiro forzado, ni tampoco con su poderosísima artillería, que en aquella época era la última palabra.

Los proyectiles llovían sobre el puente del corsario y golpeaban contra las torres, produciendo un ruido ensordecedor y despidiendo altas llamaradas; pero todo esto apenas producía efecto alguno en el blindaje.

El barco de los tigres de Mompracem contestaba con igual energía. Sus grandes cañones de caza tronaban sin cesar, hiriendo gravemente a los adversarios, demasiado débiles para medirse con él.

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