Hamlet

OFELIA.— Yo conservaré para defensa de mi corazón tus saludables máximas. Pero, mi buen hermano, mira no hagas tú lo que algunos rígidos pastores hacen mostrando áspero y espinoso el camino del cielo, mientras como impíos y abandonados disolutos pisan ellos la senda florida de los placeres sin cuidarse de practicar su propia doctrina.

LAERTES.— ¡Oh! No lo receles. Yo me detengo demasiado, pero allí viene mi padre. Pues la ocasión es favorable, me despediré de él otra vez. Su bendición repetida será un nuevo consuelo para mí.

Escena VIII

Polonio, Laertes, Ofelia.







eXTReMe Tracker