Oh feliz desventura: ahora descubro
Lo bueno por el mal perfeccionado,
Y la casa de amor, reconstruida,
Es más bella, más fuerte y espaciosa.
Vuelvo castigado a mi contento,
La dicha triplicada por mis males.
Tu vieja crueldad ahora me aplaca,
Y por ese dolor que sufrí entonces
De mi delito debo arrepentirme,
Pues no soy de bronce o duro acero,
Y si mi acto cruel te ha lastimado
Como el tuyo a mí, te di un infierno
Y, déspota, no me he detenido
A recordar mis propios padeceres.
La noche de pesar debió evocarme
Cuánto muerde el dolor cuando es severo,
Y pronto, igual que tú, te habría llevado
El bálsamo que sana un pecho herido.
Mas tu crimen ahora es mi fianza,
Mutuamente debemos indultarnos.
Mejor ser vil que ser vilipendiado