Las aventuras de Tom Sawyer

—Tom no estaba en casa todavía —dijo el galés; así es que desistí de traerlo; pero me encontré con él y con Huck en mi misma puerta y me los traje más que a paso.

—Hizo usted muy bien —dijo la viuda—. Venid conmigo, muchachos.

Se los llevó a una alcoba y les dijo:

—Ahora os laváis y os vestís. Ahí están dos trajes nuevos, camisas, calcetines, todo completo. Son de Huck. No, no me des las gracias, Huck. Míster Jones ha comprado uno y yo el otro. Pero os vendrán bien a los dos. Vestíos deprisa. Os esperaremos, y en cuanto estéis lo bastante limpios vais allá.

Después se marchó.






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