La piedra cansada

AUQUI 2: —El incidente es grave. En muchas tribus del altiplano, esta romería sacerdotal al Cuzco, en semejante ocasión, de encontrar contratiempo, siembre en la región recelo y desconfianza contra el Inca.

AUQUI 4: —Tanto peor… Los santos peregrinos se regresan, cada uno con su árbol al hombro, sin haber visto al Inca. (Vivamente). Una vez más Tolpor Imaquípac, el Rey. Hachero, no teme el malhumor de los dioses… De otra parte, los dioses del Tahuantinsuyo, son múltiples, a imagen de los hombres y sus leyes, igualmente múltiples: hoy castigan lo que ayer recompensaban, y una misma conducta tiene, a los ojos del Inti, valor indiferente hasta contrario, según meridianos… (Una claridad lejana).

OFICIAL PRIMERO: —¡El Emperador!…

OFICIAL 2, mirando a las afueras: —No… Son los rumay-pachakas. Los visitadores rurales, que parten en misión a las comarcas del Lago Sagrado. (Silencio. Los auquis atisban las galerías. De pronto, un estremecimiento general… Tolpor entra por la izquierda, vestido de simple soldado; por insignias imperiales, lleva, pendiente del wacollo militar, la mascaipacha y, en la mano derecha, el cetro de los Incas. Viene seguido de numeroso séquito).

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