Las Indias Negras

Tal fue la carta que James Starr recibió por el primer correo del día, el 3 de diciembre de 18... ; el matasellos pertenecía a la oficina postal de Aberfoyle, condado de Stirling, Escocia. La curiosidad del ingeniero se despertó vivamente. Ni siquiera se le ocurrió que esta carta pudiera encerrar una mistificación. Conocía desde hacía mucho tiempo a Simon Ford, uno de los antiguos capataces de las minas de Aberfoyle, de las que fuera director durante veinte años -cargo que en las hulleras británicas denominan “viewer”. 

James Starr era un hombre sólidamente constituido, sobre quien sus cincuenta y cinco anos no pesaban más que los cuarenta. Pertenecía a una vieja familia de Edimburgo, de la que era uno de los miembros más distinguidos. Sus trabajos honraban a la honorable corporación de ingenieros, que perforan poco a poco el rico subsuelo carbonífero del Reino Unido de Gran Bretaña, desde Cardiff, en Newcastle, hasta las tierras bajas de Escocia. Fue en las misteriosas hulleras de Aberfoyle, que confinan con las minas de Alloa y ocupan una parte del condado de Stirling, donde el nombre de Starr conquistó mayor estima. 



eXTReMe Tracker