Viaje al centro de la tierra

Capítulo XII

Habíamos partido con el tiempo cubierto, pero fijo. No había que temer calores enervantes ni lluvias desastrosas. Un tiempo a propósito para hacer excursiones de recreo.

El placer de recorrer a caballo un país desconocido me hizo sobrellevar fácilmente el principio de la empresa. Me entregué por completo a las delicias que la Naturaleza nos ofrece, ya que no tenía libertad para disponer de mí mismo. Empecé a tomar mi partido y a mirar las cosas con calma.

«Después de todo» me preguntaba a mí mismo, «¿qué es lo que arriesgo yo con viajar por el país más curioso del mundo, y escalar la montaña más notable de la tierra? Lo peor es el tener que descender al fondo de un cráter apagado. Sin embargo, no cabe duda alguna que Saknussemm hizo lo mismo. En cuanto a la existencia de un túnel que conduce al centro del globo… ¡eso es pura fantasía! Por consiguiente, lo mejor será aprovecharse de todo lo bueno que haya en la expedición y poner buena cara al mal tiempo».

Apenas había terminado de hacer estos raciocinios, cuando salimos de Reykiavik.

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