Quando estuviéron en la raya de los Orejones, Ya ve vm., dixo Cacarnbo á Candido, que este hemisferio vale tan poco como el otro; créame, y vólvamónos á Europa por el camino mas corto. ¿Cómo me he de volver, respondió Candido, ni adonde he de ir? Si me vuelvo á mi pais, los Abaros y los Bulgaros lo talan todo á sangre y fuego; si á Portugal, me queman; si nos quedamos en este pais, corremos peligro de que nos asen vivos. Mas ¿cómo nos hemos de resolver á dexar la parte del mundo donde reside mi baronesita?
Encaminémonos á Cayena, dixo Cacambo; alli hallarémos Franceses, que andan por todo el mundo, y que nos podrán valer: y acaso tendrá Dios misericordia de nosotros.