Reseña de El amor, la soledad
El amor y la soledad van siempre juntos: no son dos contrarios, sino dos reflejos de una misma luz, que es la vida. Sin esta luz no valdrĂa la pena dedicar a la filosofĂa ni una sola hora. Ésta es la tesis del presente libro, que no es simplemente un libro de filosofĂa, sino más bien el libro de un filĂłsofo sobre lo que la filosofĂa y la vida le han enseñado, sobre lo que Ă©l ha aprendido... Es todo lo contrario de un sistema o de un tratado, sin llegar a ser un ensayo. Son entrevistas, lo que Montaigne hubiera llamado conferencias («El más fecundo y natural ejercicio de nuestro espĂritu, a mi parecer, es la conferencia», decĂa), o dicho de otro modo, conversaciones. ÂżUn arte menor? Sin duda alguna, pero eso forma parte de su encanto. AquĂ la verdad importa más que la belleza, el placer más que el trabajo, la vida más que la obra.