«Un trébol. Un trébol de cuatro hojas.Se inclinó. Arrancó la planta cuidadosamente. Miró las cuatro hojas del trébol afortunado. Lo rozó con sus labios, invadida por una singular felicidad. ¿SerÃa cierto que esa pequeña planta traÃa suerte a quien la encontrara?Otra vez se puso rÃgido su cuello. Otra vez giró la cabeza. Miró atrás. Clavó los ojos en el bosque, en las sombras profundas. Esta vez estaba segura. El ruido habÃa existido. Un ruido leve, sutil. Un crujido de hojarasca. Un chasquido de piedrecillas rodando».