Callaghan descolgó el teléfono y escuchó con paciencia la voz algo áspera que se oÃa al otro lado del hilo. Era una voz un poco vibrante, tensa, una de esas voces, en fin, que suenan en el momento de las broncas.Quiero resultados, Callaghan dijo la voz. ¡Resultados! ¡Eso es lo único que me importa! ¿Entiendes?Callaghan paseó su mirada por el frÃo despacho principal de la policÃa de Westboro, en el golfo de México. Más allá lucÃa el sol y el aire era risueño, pero el despacho parecÃa inhóspito. Claro que algunas de las viejas casas de la costa también eran inhóspitas y hasta daban por las noches una oscura sensación de miedo.SÃ, jefe dijo resignadamente.