La barra de los tres golpes

XVII

 

Los exámenes de diciembre fueron salvados con felicidad, correspondiendo a Guaraldo la nota destacada. Sobre un total de nueve materias, que en su calidad de oyente debía rendir en forma oral y escrita, definió ocho a su favor.

Las pocas asignaturas que quedaron adeudándose rindiéronse con éxito en el turno de marzo de 1933.

Con esas pruebas finales, con esos últimos instantes de incertidumbre aguardando la nota, cerróse totalmente el ciclo de vida centralizado en la Escuela Superior de Comercio “Carlos Pellegrini”.

Cada miembro de la “Barra de los Tres Golpes” emprendía una nueva senda; quienes habían podido conocer a tiempo su vocación, estaba en condiciones de seguirla; otros, indecisos, o tal vez abrumados por el intento esfuerzo o por problemas económicos, abandonaban para siempre los estudios regulares consagrando sus energías a la conquista de su futuro; el núcleo más numeroso consideraba cerrada una etapa y abierta la próxima: la carrera universitaria, para la cual el curso secundario había sido la jornada previa.

Pero todos, sin excepción, al desvincularse quizás para siempre de aquellas aulas, escenario de tantas aventuras, en una mirada retrospectiva evocaron el tiempo pasado: sus amarguras y placeres; sus esperanzas y tristezas; la ilusión truncada y la dificultad vencida.

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