La Divina Comedia

cual nunca hubiera visto monte alguno.

Nos alegramos, mas se volvió llanto:

pues de la nueva tierra un torbellino

nació, y le golpeó la proa al leño.

Le hizo girar tres veces en las aguas;

a la cuarta la popa alzó a lo alto,

bajó la proa —como Aquél lo quiso—

hasta que el mar cerró sobre nosotros.





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