Al orden que te he dicho tiende toda
naturaleza, de diversos modos,
de su principio más o menos cerca;
y a puertos diferentes se dirigen
por el gran mar del ser, y a cada una
les fue dado un instinto que las guía.
Éste conduce al fuego hacia la luna;
y mueve los mortales corazones;
y ata en una las partes de la tierra;
y no sólo a los seres que carecen
de razón lanza flechas este arco,
también a aquellas que quieren y piensan.
La Providencia, que ha dispuesto todo,
con su luz pone en calma siempre al cielo,
en el cual gira aquel que va más raudo;
ahora hacia allí, como a un sitio ordenado,
nos lleva la virtud de aquella cuerda
que en feliz blanco su disparo clava.
Cierto es que, cual la forma no se pliega
a menudo a la idea del artista,
pues la materia es sorda a responderle,
así de este camino se separa
a veces la criatura, porque puede
torcer, así impulsada, hacia otra parte;
y cual fuego que cae desde una nube,
así el primer impulso, que desvían
falsos placeres, la abate por tierra.