del corazón de una de aquellas luces
se alzó una voz, que como aguja al polo
me hizo volverme al sitio en que se hallaba;
y comenzó: «El amor que me hace bella
me obliga a que del otro jefe trate
por quien del mÃo aquà tan bien se ha hablado.
Justo es que, donde esté el uno, esté el otro:
y asà pues como a una combatieron,
asà luzca su gloria juntamente.
La milicia de Cristo, que tan caro
costó rearmar, detrás de sus banderas
marchaba escasa, lenta y recelosa,
cuando el Emperador que siempre reina
ayudó a su legión en el peligro,
por gracia sólo, no por merecerlo.
Y, ya se ha dicho, socorrió a su esposa
con dos caudillos, a cuyas palabras
y obras reunióse el pueblo descarriado.
Allà donde se alza y donde abre
Céfiro dulce los follajes nuevos,
de los que luego Europa se reviste,
no lejos del batir del oleaje
tras el cual, por su larga caminata,
el sol se oculta a todos ciertos dÃas,
está la afortunada Caleruega
bajo la protección del gran escudo
del león subyugado que subyuga: