el profeta Natán, y el arzobispo
Crisóstomo y Anselmo, y el Donato
que puso mano en el arte primera.
Está Rabano aquí, y luce a mi lado
el abad de Calabria Joaquín
dotado del espíritu profético.
A celebrar a paladín tan grande
me movió la inflamada cortesía
de fray Tomás y su agudo discurso;
y conmigo movió a quien me acompaña.»