El arte de la politica

El ocio no se dedicará únicamente al juego, porque sería cosa imposible hacer del juego el fin mismo de la vida.

El juego es principalmente útil en medio del trabajo. El hombre que trabaja tiene necesidad de descanso, y el juego no tiene otro objeto que el de procurarlo. El trabajo produce siempre la fatiga y una fuerte tensión de nuestras facultades, y es preciso, por lo mismo, saber emplear oportunamente el juego como un remedio saludable. El movimiento, que el juego proporciona, afloja el espíritu y le procura descanso mediante el placer que causa.

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El ocio parece asegurarnos también el placer, el bienestar, la felicidad, porque estos son bienes que alcanzan no los que trabajan, sino los que viven descansados.

No se trabaja sino para alcanzar un fin que aún no se ha conseguido, y, según opinión de todos los hombres, el bienestar es precisamente el fin que debe conseguirse, no mediante el dolor, sino en el seno del placer.

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