Meditaciones

35. Si eso ni es maldad personal ni resultado de mi ruindad ni perjudica a la comunidad, ¿a qué inquietarme por ello?, ¿y cuál es el daño a la comunidad?

36. No te dejes arrastrar totalmente por la imaginación; antes bien, presta ayuda en la medida de tus posibilidades y según su mérito; y aunque estén en inferioridad en las cosas mediocres, no imagines, sin embargo, que eso es dañino, pues sería un mal hábito. Y al igual que el anciano que, al irse, pedía la peonza de su pequeño, teniendo presente que era una peonza, también tú procede así. Luego te encuentras en la tribuna gritando[82]. Hombre, ¿es que has olvidado de qué se trataba? «Sí, pero otros en esas cosas ponen gran empeño.» ¿Acaso por eso, vas tú también a enloquecer?

«Fui[83], en otro tiempo, en cualquier lugar donde se me localizó, hombre afortunado.» Pero ser afortunado consiste en haberte asignado un buen lote; y un buen lote son las buenas tendencias del alma, buenos impulsos, buenas acciones.




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