Meditaciones

Su bisabuelo materno, L. Catilio Severo, ocupó también altos puestos en la administración: gobernador de Siria, procónsul de Asia, dos veces cónsul y luego prefecto de Roma (cargo del que le depuso Adriano en el 138, tal vez para que no hiciera sombra a Antonino, designado como próximo emperador). L. Catilio Severo era un hombre de gran cultura, relacionado con el círculo de Plinio, quien lo menciona elogiosamente en varias de sus cartas. A él le agradece Marco Aurelio el no haber frecuentado las escuelas públicas y haber gozado de los mejores maestros en su propio domicilio, sin reparar en gastos para la educación (cf. I 4).

En su formación, Marco Aurelio podía distinguir tres influencias graduales: la amable atención de su abuelo Vero en su niñez; la constante preocupación de su madre y, tras ella, de su bisabuelo L. Catilio Severo, por su educación intelectual; y luego, la de la presencia ejemplar de su padre adoptivo, T. Aurelio Antonino. Marco Aurelio expresa su admiración sin reservas por su antecesor en el trono, Antonino Pío, al dedicarle el capítulo más largo y detallado de sus recuerdos (I 16; cf. otra evocación más breve en VI 30). Antonino, casado con Ania Faustina, hermana única del padre de Marco Aurelio, fue, por tanto, tío político, padre adoptivo (desde 138) y suegro (desde 145) de su sucesor, y antes, colaborador asiduo en el trono imperial. Más tarde volveremos a tratar de él.

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