Emma

Allí fue acogida con grandes muestras de alegría por su padre, quien temblaba de miedo al pensar en los peligros que podía representar el que viniera sola desde el callejón de la Vicaría… y el doblar aquella esquina cuya sola idea le horrorizaba… y todo ello con el coche conducido por manos extrañas… por un cochero cualquiera… no por James; y pareció como si todos esperaran su regreso para que todo empezara a marchar perfectamente; ya que el señor John Knightley, avergonzado de su mal humor de antes, ahora se deshacía en amabilidades y atenciones; mostrándose particularmente solícito con su suegro, hasta el punto de parecer —ya que no dispuesto a tomar con él un bol de avenate— por lo menos totalmente comprensivo respecto a las grandes virtudes de esta bebida; y así fue cómo el día concluyó en paz y sosiego para toda la familia, excepto para Emma… que se hallaba tan turbada y nerviosa que tuvo que hacer un gran esfuerzo por mostrarse alegre y fingir que prestaba atención a lo que se decía; hasta que al llegar la hora en que como de costumbre todos se retiraron a descansar, pudo permitirse el alivio de reflexionar con calma.




eXTReMe Tracker