La barra de los tres golpes

Necesitó muy poco tiempo para demostrar su idoneidad técnica y pedagógica y enseñar lo que su suplente no logró en varios meses. Trazó cuadros sinópticos breves y claros y para que se comprendiera mejor la fabricación de la manteca, repitió los movimientos de la centrífuga de una máquina desnatadora. Tomó una hoja de papel con la mano derecha y haciéndola girar repetidamente sobre la yema del dedo medio izquierdo, decía: “Este platillo va dando vueltas . . . va dando vueltas ... va dando vueltas...”. Y seguía hablando y haciendo girar el papel mientras se distraía mirando cómo los de la división de enfrente formaban fila para retirarse.

Después de repetir más de una docena de veces las vueltas del platillo recapacitó, recordó que

estaba en el aula y señaló la función de la centrífuga.

 

Algo similar ocurría con los términos inusuales. Al tratar la fabricación del vino, luego del cuadro sinóptico hizo referencia a la acción del "micoderma vini"; para grabar la palabra insistía, primero con voz suave, luego más aguda, después más baja: "el micoderma vini ... micoderma vini ... mi-co-der-ma-vi-ni . . . micoderma vini . . . "

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