La barra de los tres golpes

La "tapada" de tercer año fue sustituida por otra novedad, el pase". Un libro, o un grueso cuaderno, levantado todo lo que el brazo permita, se descargaba con fuerza sobre la cabeza del ocupante del banco delantero al grito de “¡pase!”. La víctima, sin inmutarse, repetía la operación; y sucesivamente todos recibían el bautismo hasta que alguien, de mal humor, juntaba los libros que recibía y los tiraba con unánime regocijo, excepto el dueño de las cosas tiradas.

Hubo un retorno momentáneo a las batallas de tizas, borradores y gomitas; pero esta vez tenían un solo destinatario: Souza. Este enfurecía; gritaba; insultaba; atribuía ascendencia yeguariza o caballar a todos los que veía y soltaba los términos más extravagantes que se le ocurrían, con incontenible júbilo de todos ¡Era un espectáculo grandioso!.

 

Llegó el 9 de Julio, celebrándose la fecha con el consuetudinario acto, que esta vez no contó con la presencia del director; tampoco asistió el rector.


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