El último de los Mohicanos

—Pero ¿y usted? —preguntó Heyward con sorpresa—. ¿No irá a quedarse aquí?

—Los hurones tienen cautivo al que constituye el orgullo de los delaware; el último de la alta estirpe de los mohicanos está en su poder —le contestó el explorador—. Voy a ver qué puedo hacer en su favor. Si le hubiesen arrancado a usted la cabellera, comandante, esos bellacos lo habrían pagado caro; a una vida por cada pelo, tal como prometí. Pero si piensan ejecutar al joven sagamore, esos indios también sabrán cómo se enfrenta a la muerte un hombre de pura raza.

Sin sentirse en lo más mínimo ofendido por haber preferido el explorador quedarse y ayudar al joven —fue en cierto modo era como un hijo adoptivo para él—, Duncan trató de hacerle entrar en razón ante tan temeraria empresa. En esto le ayudó Alice, que contribuyó con sus propios ruegos para que el explorador no malgastara sus esfuerzos en tan fútiles circunstancias. Sus argumentos fueron expuestos en vano. El explorador les escuchó con todo respeto, pero estaba impacientándose, y por fin zanjó la cuestión contestándoles de forma que Alice no se atrevió a continuar y Heyward vio que era completamente inútil insistir.

eXTReMe Tracker