Tiempos difíciles

 

CAPITULO X

LA ESCALERA DE LA SEÑORA SPARSIT 

Como los nervios de la señora Sparsit tardaron mucho en recobrar su temple, la digna dama alargó su estancia en el retiro del señor Bounderby durante algunas semanas; a pesar de que la conciencia de haber descendido de su alta situación en la vida daba a su temperamento tendencias eremíticas, se resignó con noble fortaleza a vivir, como si dijéramos, en la opulencia, ya mantenerse de la nata de la tierra. La señora Sparsit, mientras duraron sus vacaciones de la guardianía del Banco, dio pruebas de una persistencia de conducta que puede citarse de modelo: siguió mostrando una gran compasión hacia el señor Bounderby cuando estaba frente a su persona, una compasión como rara vez es objeto de ella un hombre, y siguió llamándolo mentecato, con el encono y el desdén mayores que es posible imaginar, siempre que se encontraba frente al retrato suyo.


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