—¿Comprendes, Porfirio? Más de una vez te he visto apenado por mi evidente preferencia por Aliocha. Ya conoces el motivo. Pero también a ti te quiero, puedes creerme, y tu pena me ha apenado a mi. Quiero hablaros, mis buenos amigos, de este hermano mÃo, pues en mi vida no ha habido nada más significativo ni más conmovedor. En este momento veo toda mi existencia como si la reviviese.
Debo advertir que esta última conversación del starets con sus visitantes el dÃa de su muerte, se conservó en parte por escrito. Alexei Fiodorovitch Karamazov la escribió de memoria algún tiempo después. Ignoro si Aliocha se limitó a reproducir lo dicho en aquella conversación por el starets o si tomó algo de otras charlas con su maestro. Por otra parte, en el manuscrito de Aliocha, el discurso del starets es continuo, sólo él habla contando a sus amigos su vida, siendo asà que, según referencias posteriores, la charla fue general y sus colegas le interrumpieron con sus intervenciones, para exponer sus propios recuerdos. Además, el discurso no pudo ser ininterrumpido, ya que el starets se ahogaba a veces y perdÃa la voz.
Entonces tenÃa que echarse en la cama para descansar, aunque permanecÃa despierto, mientras los visitantes no se movÃan de donde estaban. En estos intervalos, el padre Paisius leyó dos veces el Evangelio.