Los dos fugitivos subieron sobre sendos caballos y en presencia del capitán de mosqueteros, que tuvo el estribo a Porthos y acompañó a sus amigos con la mirada hasta que los hubo perdido de vista.
—En otro tiempo —murmuró D’Artagnan—, hubiera dicho que esos hombres huían; pero en la actualidad está tan cambiada la política, que a eso le llaman ir en comisión. En buena hora sea. Vamos a nuestros quehaceres.
Y el gascón entró filosóficamente en su alojamiento.