La Dama de las Camelias

—Tampoco usted es muy razonable que digamos. Comprenda que Marguerite no puede echar al conde a la calle. El señor de G… ha estado mucho tiempo con ella, siempre le ha dado mucho dinero, y todavía se lo da. Marguerite gasta más de cien mil francos al año; time muchas deudas. El duque le envía lo que le pide, pero no siempre se atreve a pedirle todo lo que necesita. No puede romper con el conde, que le proporciona diez mil francos al año por lo menos. Marguerite le time a usted mucho cariño, querido amigo, pero, mirando el interés de ambos, su relación con ella no debe llegar a nada serio. Con sus siete a ocho mil francos de renta no podría usted mantener el lujo de una chica así; no bastarían ni para el cuidado de su coche. Tome a Marguerite como es: una buena chica ingeniosa y bonita; sea su amante un mes, dos meses; cómprele flores, bombones y palcos; pero no se meta otra cosa en la cabeza y no le haga escenas ridículas de celos. Sabe muy bien con quién está tratando: Marguerite no es precisamente una virtud. Usted le gusta, usted la aprecia, no se preocupe de lo demás. ¡Me encanta viéndolo hacerse el susceptible! ¡Time la amante más apetecible de París, lo recibe en un piso magnífico está forrada de diamantes, no le costará un céntimo si quiere, y todavía no está contento! ¡Pide usted demasiado, qué demonios!


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