La Dama de las Camelias

Capítulo XVI

—Hubiera podido contarle en pocas líneas los comienzos de aquella relación —me dijo Armand—, pero quería que viera usted perfectamente los acontecimientos y la gradación por los que llegamos, yo a consentir todo lo que Marguerite quería, y Marguerite a no poder vivir más que conmigo.

Fue al día siguiente de la noche en que vino a buscarme cuando le envié Manon Lescaut.

Desde aquel momento, como no podía cambiar la vida de mi amante, cambié la mía. Ante todo quería que mi mente no tuviera tiempo de reflexionar sobre el papel que acababa de aceptar, pues sin querer habría concebido una gran tristeza. Así que mi vida, de ordinario tan tranquila, revistió de pronto una apariencia de ruido y de desorden. No vaya usted a creer que, por desinteresado que sea, el amor de una entretenida no te cuesta nada. Nada sale tan caro como los mil caprichos de flores, palcos, cenas y excursiones al campo, que nunca puede uno negar a su amante.



eXTReMe Tracker