Douce lumière, es-tu leur âme?
[¿Eres, plácida luz, el alma de ellos?]
LAMARTINE
¡Oh, María! Tu heroísmo,
tu varonil fortaleza,
tu juventud y belleza
merecieran fin mejor.
Ciegos de amor el abismo
fatal tus ojos no vieron,
y sin vacilar se hundieron
en él ardiendo en amor.
De la más cruda agonía
salvar quisiste a tu amante,
y lo viste delirante
en el desierto morir.
¡Cuál tu congoja sería!
¡Cuál tu dolor y amargura!
Y no hubo humana criatura
que te ayudase a sentir.
Se malogró tu esperanza;
y cuando sola te viste
también mísera caíste
como árbol cuya raíz
en la tierra ya no afianza
su pompa y florido ornato.
Nada supo el mundo ingrato
de tu constancia infeliz.