Los trabajos y los días

Por sus trabajos son los hombres ricos en rebaños y opulentos, y trabajando serás mucho más querido de los Inmortales y de los mortales: pues mucho aborrecen a los inactivos (96). El trabajo no es ningún oprobio; la ociosidad sí que es oprobio.

Si tú trabajas, pronto te envidiará él ocioso en tu riqueza; a la riqueza acompaña siempre excelsitud y gloria (97). En el destino en que estás (98), el trabajar te es mejor, si es que apartas de bienes ajenos tu extraviado corazón, y volviendo al trabajo te cuidas del sustento, como yo te pido. Vergüenza—y no buena—se lleva al hombre indigente ; [vergüenza que grandemente daña o beneficia a los hombres] (99).

Tal vergüenza va a la desventura; la audacia, en cambio, al bienestar (100).

2. RELIGIÓN Y FAMILIA. ECONOMÍA

La hacienda no puede robarse: dada por los dioses es mucho mejor. Pues si uno, con sus manos y a la fuerza, se apodera de gran caudal..., o en el caso de aquel, que con su lengua lo consigue cual botín—como a menudo ocurre, cuando el lucro logra engañar la mente de los hombres, y la impudencia ahoga el pudor—, a ese tal, fácilmente lo aniquilan los dioses, arruinan su casa, y por poco tiempo le acompaña la fortuna (101).

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