Los trabajos y los días

12.a Cuando estés junto a ofrendas quemándose, no hagas burla de misterios: la divinidad también con eso se irrita (275).

13.a Jamás, en desembocadura de ríos que vierten al mar su corriente, ni junto a manantiales, se te ocurra orinar: guárdate de hacerlo; ni tampoco defeques: tal cosa no te beneficia (276).

Así has de obrar; evita la terrible fama que te viene de los hombres. La mala fama empieza siendo muy fácil de levantar, mas es dolorosa de sobrellevar, y difícil de rehuir. Nunca se extingue por entero la fama que muchos han extendido: diosa en cierto modo es también ella (277).

3. LOS DÍAS DEL MES

Observando bien y como es debido los días de Zeus (278), explica a tus criados que el treinta es el mejor del mes para inspeccionar los trabajos y repartir la subsistencia, siempre que las gentes conocedoras de la verdad la cumplan.

Estos son, pues, los días de Zeus providente: ante todo, el primero, el cuarto y el séptimo son días sagrados—en el séptimo, Leto engendró a Apolo, el de espada de oro (279). También el octavo y el noveno: dos días del mes creciente (280), magníficos para afanarse en los trabajos del hombre.

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