Los trabajos y los días

El gran día veinte—día más largo (287)—que nazca un juez: bien penetrado de perspicacia queda. Para engendrar varón, es bueno el décimo, mientras que el cuarto de mitad de mes (288) lo es para los niños. Este día, los carneros, los bueyes curvicuernos de tardo paso, el perro de afilados dientes, los mulos sufridos, domestícalos, pasando la mano sobre ellos (289).

Pon buen cuidado y atención en evitar que se te devore el alma de dolores el día cuarto, tanto al final como al principio del mes: muy señalado es este día (290).

En el cuarto día del mes llévate a casa esposa (291), después de consultar a las aves que para este acto resulten más convenientes.

Evita los días cinco, por ser duros y aciagos; en el quinto dicen que las Erinias (292) rodean en su natalicio a Juramento, al que Discordia (293) engendró para azote de perjuros.

A mitad de mes, el séptimo, vigilando muy atento, echa el sagrado fruto de Deméter en bien redondeada era, y que el leñador corte la madera de construcción, así como maderamen de navio en abundancia, de los que son precisos para las naves (294).

El cuarto día empieza a construir las naves ligeras.

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