Los trabajos y los días

El noveno de mitad de mes, hacia la tarde, es día bastante bueno. El noveno al iniciarse el mes (295) está libre de todo pesar para los hombres. Es, en efecto, favorable este día, ya para plantar, ya para nacer varón y hembra. Y nunca es día del todo malo.

Y pocos saben que el día veintinueve del mes es magnífico para empezar un tonel y poner el yugo en la cerviz a los bueyes y mulos, como a los corceles de veloz pezuña (296). También para arrastrar al vinoso mar un navio remero y raudo; pero pocos lo tienen por cierto (297).

El cuarto, abre un tonel; entre todos, es sagrado día hacia la mitad; pero pocos saben que, después del veinte, es el mejor día del mes, al nacer el alba; hacia la tarde es peor (298).

Tales son los días que para los moradores de la tierra constituyen gran fortuna. Los demás, intermedios, inofensivos, nada traen. Cada cual elogia uno distinto, pero pocos los saben. Un mismo día resulta a veces madrastra, a veces madre (298).

¡Bienaventurado y dichoso aquel que, sabedor de todo lo que acabo de decir sobre estos días, trabaja, libre de culpa ante los Inmortales, inquiriendo auspicios (299) y evitando transgresiones! (300).

FIN

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