El Castillo

—Son los ayudantes —confirmó en voz baja el posadero.

—¿Cómo? —preguntó K—. ¿Sois mis antiguos ayudantes a los que dije que viniesen después de mí y a los que he estado esperando?

Ellos asintieron.

—Está bien —dijo K después de un rato—, está bien que hayáis venido.

—Por lo demás —dijo K después de otro rato—, os habéis retrasado mucho, sois negligentes.

—Era un largo camino —dijo uno de ellos.

—Un largo camino —repitió K—, pero me he encontrado con vosotros cuando regresabais del castillo.

—Sí —dijeron sin más aclaraciones.

—¿Dónde tenéis los aparatos? —preguntó K.

—No tenemos ninguno —dijeron.

—Los aparatos que os había confiado —dijo K.

—No tenemos ninguno —repitieron.

—Pero, ¿qué clase de gente sois? —dijo K—. ¿Entendéis algo de agrimensura?

—No —respondieron.

—Si sois mis antiguos ayudantes, tenéis que entender algo —dijo K.

Ellos callaron.

—Así que esas tenemos —dijo K, y los empujó delante de él hacia el interior de la casa.

eXTReMe Tracker