EL ARGUMENTO
El Hijo de Dios presenta a su Padre las plegarias de nuestros primeros ancestros, ahora arrepentidos, e intercede por ellos. Dios las acepta, pero declara que no deben seguir morando en el Paraíso. Envía a Miguel con una banda de Querubines a desheredarlos, pero, primero, para que revele a Adán las cosas por venir. El descenso de Miguel. Adán muestra a Eva ciertos signos ominosos; distingue la llegada de Miguel y sale a recibirlo; el Ángel proclama la partida de Adán y Eva. Lamentación de Eva. Adán implora, pero se somete. El Ángel lo conduce a una montaña elevada y le presenta, en visión, lo que ocurrirá hasta el Diluvio.
Así pues, arrepentidos, con profunda contrición
Rezaban: del Sitial de la Merced[326], arriba,
Operante gracia[327] descendiera, extirpándoles
Del corazón lo pedregoso y forjándoles regenerada
Carne nueva, que suspiros exhalaba ahora
Inexpresables, inspirados por el ánima de la plegaria,
Elevados a los Cielos con más raudo vuelo
Que los himnos más potentes. Mas no era el porte
De serviles pedigüeños, ni menos importante
El ruego parecía que cuando el par anciano