El paraíso perdido

Libro XI

EL ARGUMENTO

El Hijo de Dios presenta a su Padre las plegarias de nuestros primeros ancestros, ahora arrepentidos, e intercede por ellos. Dios las acepta, pero declara que no deben seguir morando en el Paraíso. Envía a Miguel con una banda de Querubines a desheredarlos, pero, primero, para que revele a Adán las cosas por venir. El descenso de Miguel. Adán muestra a Eva ciertos signos ominosos; distingue la llegada de Miguel y sale a recibirlo; el Ángel proclama la partida de Adán y Eva. Lamentación de Eva. Adán implora, pero se somete. El Ángel lo conduce a una montaña elevada y le presenta, en visión, lo que ocurrirá hasta el Diluvio.

Así pues, arrepentidos, con profunda contrición

Rezaban: del Sitial de la Merced[326], arriba,

Operante gracia[327] descendiera, extirpándoles

Del corazón lo pedregoso y forjándoles regenerada

Carne nueva, que suspiros exhalaba ahora

Inexpresables, inspirados por el ánima de la plegaria,

Elevados a los Cielos con más raudo vuelo

Que los himnos más potentes. Mas no era el porte

De serviles pedigüeños, ni menos importante

El ruego parecía que cuando el par anciano

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