Ana de las Tejas Verdes

- Ahora me doy cuenta. Debería haber dicho “amén” en vez de “tuya sinceramente”, ¿no es cierto?; así decían los curas. Lo había olvidado, pero me parecía que una oración había que terminarla de alguna manera. ¿Cree que importará?.

- Yo... yo creo que no – dijo Marilla –. Ahora duérmete como una niña buena. Buenas noches.

- Hoy puedo decir buenas noches con la conciencia tranquila – dijo Ana abrazándose a la almohada.

Marilla se retiró a la cocina, puso la vela sobre la mesa y dirigió a Matthew una mirada penetrante.

- Matthew Cuthbert, ya es tiempo de que alguien se haga cargo de esa niña y le enseñe algo. Es casi una perfecta pagana. ¿Quieres creer que nunca había dicho una plegaria en su vida hasta esta noche? Mañana mandaré pedir a la rectoría el libro de religión; sí, eso es lo que haré. Y asistirá a la Escuela Dominical tan pronto como pueda hacerle unas ropas adecuadas. Preveo que tendré muchísimo que hacer. Bueno, bueno, no podemos pretender pasar por el mundo sin nuestra carga de tribulaciones. Hasta hoy he llevado una vida fácil, pero ha llegado mi hora por fin y creo que tendré que enfrentarla lo mejor que pueda.

CAPÍTULO OCHO

Comienza la educación de Ana

eXTReMe Tracker