Así habló Zaratustra

Envueltos en espesa melancolía, y ávidos de los pequeños incidentes que ocasionan la muerte: así es como aguardan, con los dientes apretados.

O: extienden la mano hacia las confituras y, al hacerlo, se burlan de su niñería: penden de esa caña de paja que es su vida y se burlan de seguir todavía pendientes de una caña de paja[75].

Su sabiduría dice: «¡tonto es el que continúa viviendo, mas también nosotros somos así de tontos! ¡Y ésta es la cosa más tonta en la vida!». –

«La vida no es más que sufrimiento» – esto dicen otros, y no mienten: ¡así, pues, procurad acabar vosotros! ¡Así, pues, procurad que acabe esa vida que no es más que sufrimiento!

Y diga así la enseñanza de vuestra virtud: «¡tú debes matarte a ti mismo! ¡Tú debes quitarte de en medio a ti mismo!»[76]. –

«La voluptuosidad es pecado, –así dicen los unos, que predican la muerte– ¡apartémonos y no engendremos hijos!».

«Dar a luz es cosa ardua, –dicen los otros– ¿para qué dar a luz? ¡No se da a luz más que seres desgraciados!». Y también éstos son predicadores de la muerte.

«Compasión es lo que hace falta – así dicen los terceros. ¡Tomad lo que yo tengo! ¡Tomad lo que yo soy! ¡Tanto menos me atará así la vida!».

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