Así habló Zaratustra

¿No ves pender las almas como pingajos desmadejados y sucios? – ¡Y hacen hasta periódicos de esos pingajos![317]

¿No oyes cómo aquí el espíritu se ha transformado en un juego de palabras? ¡Una repugnante enjuagadura de palabras vomita el espíritu! – ¡Y hacen hasta periódicos con esa enjuagadura de palabras!

Se provocan unos a otros, y no saben a qué. Se acaloran unos con otros, y no saben para qué. Cencerrean con su hojalata, tintinean con su oro.

Son fríos y buscan calor en los aguardientes; están acalorados y buscan frescura en espíritus congelados; todos ellos están enfermizos y calenturientos de opiniones públicas.

Todos los placeres y todos los vicios tienen aquí su casa; pero también hay virtuosos aquí, hay mucha virtud obsequiosa y asalariada: –

Mucha virtud obsequiosa, con dedos de escribano y con un trasero duro a fuerza de aguardar, bendecida con pequeñas estrellas para el pecho y con hijitas rellenadas de paja y carentes de culo.

También hay aquí mucha piedad, y mucho crédulo servilismo, y mucho adulador pasteleo ante el dios de los ejércitos[318].

“De arriba” es de donde gotean, en efecto, la estrella y el esputo benigno; hacia arriba se levanta anheloso todo pecho sin estrellas[319].

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