Así habló Zaratustra

Yo mismo, ciertamente, – no he visto aún ningún gran hombre. Para lo que es grande el ojo de los más delicados es hoy grosero. Éste es el reino de la plebe.

A más de uno he encontrado ya que se estiraba y se hinchaba, y el pueblo gritaba: “¡Mirad, un gran hombre!”. ¡Mas de qué sirven todos los fuelles del mundo! Al final lo que sale es viento.

Al final revienta la rana[475] que se había hinchado durante demasiado tiempo: y lo que sale es viento. Pinchar el vientre de un hinchado es lo que yo llamo un buen entretenimiento. ¡Escuchad esto, muchachos!

El día de hoy es de la plebe: ¡quién sabe ya qué es grande y qué es pequeño! ¡Quién buscaría con fortuna la grandeza! Un necio únicamente: los necios son afortunados.

¿Tú buscas grandes hombres, tú extraño necio? ¿Quién te ha enseñado eso? ¿Es hoy tiempo de eso? Oh tú, perverso buscador, ¿por qué – me tientas?». – –

Así habló Zaratustra, con el corazón consolado, y siguió a pie su camino riendo.

eXTReMe Tracker