Este cuerpo joven y vigoroso, desamparado ahora en el sueño, despertó en él un compasivo y protector sentimiento. Pero la ternura que habÃa sentido mientras escuchaba el can to del pájaro habÃa desaparecido ya. Le apartó el mono a un lado y estudió su cadera. En los viejos tiempos, pensó, un hombre miraba el cuerpo de una muchacha y veÃa que era deseable y aquà se acababa la historia. Pero ahora no se podÃa sentir amor puro o deseo puro. Ninguna emoción era pura porque todo estaba mezclado con el miedo y el odio.
Su abrazo habÃa sido una batalla, el clÃmax una victoria. Era un golpe contra el Partido. Era un acto polÃtico.
Podemos volver a este sitio -propuso Julia-. En general, puede emplearse dos veces el mismo escondite con tal de que se deje pasar uno o dos meses.