Robin Hood

Capítulo XIX

—Efectivamente —dijo Robín—, es Pequeño Juan. ¿A qué viene esta aparente intimidad?

—Apuesto mi cabeza —contestó Hala que Geoffroy ha sentido una súbita amistad por él y que le lleva al castillo con la intención de darle de beber. Geoffroy es un excelente muchacho, pero muy imprudente.

—Podemos confiar en la sobriedad habitual de Pequeño Juan —contestó Robín—; mantendrá a su acompañante en los límites razonables.

—Presta atención, Robín —dijo vivamente Hal—; Pequeño Juan nos ha visto y acaba de hacernos una seña.

Robín miró hacia su amigo.

—Me aconseja esperarle —dijo Robín—; va al castillo; pero le haré entender que nos encontraremos en el interior de algún patio.

El puente levadizo se batió a la llamada de Hal, y pronto se halló Robín en el interior del castillo de Nottingham.

Al verse obligado a seguir a Geoffroy, Pequeño Juan decidió utilizar en provecho de su primo la repentina amistad que le testimoniaba el soldado normando.

Fácil le fue desviar la conversación hacia el acontecimiento de la noche: Geoffroy se prestó gustoso a la curiosidad de su nuevo amigo y le confió que era él el encargado de la vigilancia de tres prisioneros.

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