Entran [SHYLOCK el] judío y [LANZAROTE,] su antiguo criado, el gracioso.
SHYLOCK
Ya verás, tus ojos juzgarán
la diferencia entre Shylock y Basanio.—
¡Eh, Yésica!— Ya no podrás hincharte
como hacías en mi casa.— ¡Eh, Yésica!—
Ni dormir, roncar y destrozar la ropa.—
¡Eh, Yésica!
LANZAROTE
¡Eh, Yésica!
SHYLOCK
¿A ti quién te manda llamar? ¿Te lo he mandado yo?
LANZAROTE
Vuestra merced me decía que no sabía hacer nada si no me lo mandaban.
Entra YÉSICA.
YÉSICA
¿Llamabais? ¿Qué deseáis?
SHYLOCK
Me han convidado a cenar, Yésica.
Toma mis llaves. Pero, ¿por qué voy?
Por amistad no me invitan: es por halagarme.
Iré por odio, por comer a las expensas
del pródigo cristiano. Yésica, hija,
cuida de mi casa. Voy de mala gana.