El Rey Lear

ESCENA II

Frente al Castillo del conde de Gloucester

Entran el CONDE de KENT y el INTENDENTE por distintos lados.

EL INTENDENTE.—Buenas noches, amigo: ¿eres de la casa?

EL CONDE DE KENT.—Sí.

EL INTENDENTE.—¿Dónde podremos alojar mis caros caballos?

EL CONDE DE KENT.—En el pantano.

EL INTENDENTE.—Si me aprecias, dímelo.

EL CONDE DE KENT.—No te aprecio.

EL INTENDENTE.—Lo mismo me da, ¡pardiez!

EL CONDE DE KENT.—Algo más te importaría si estuviésemos en el Parque de Lipsbury.

EL INTENDENTE.—¿Por qué me tratas con tanto despego? No te conozco.

EL CONDE DE KENT.—Yo a ti, mucho.

EL INTENDENTE.—¿Y cómo me conoces?

EL CONDE DE KENT.—Como a un bribón, cobarde, necio, de baja estirpe, hijo del oprobio, vil solicitante, vago, miserable esclavo que hace de perro para suplantar al hijo de la casa. En tu persona se reúnen un pícaro, un miserable, un cobarde a quien daré de palos si niegas uno solo de los epítetos que acabo de darte.

eXTReMe Tracker