Hamlet

POLONIO.— ¿Y qué tesoro era el suyo, señor?

HAMLET.— ¿Qué tesoro?

«No más que una hermosa hija

a quien amaba en extremo».

POLONIO.— [Aparte] Siempre pensando en mi hija.

HAMLET.— ¿No tengo razón, anciano Jefté?

POLONIO.— Señor, si me llamáis Jefté, cierto es que tengo una hija a quien amo en extremo.

HAMLET.— ¡Oh! No es eso lo que se sigue.

POLONIO.— Pues ¿qué sigue señor?

HAMLET.— Esto:

«No hay más suerte que Dios, ni más destino»;

y luego, ya sabes:

«que cuanto nos sucede Él lo previno».

Lee la primera línea de aquella devota canción, y ella sola te manifestará lo demás. Pero ¿veis? Ahí vienen otros a hablar por mí.

Escena X

Hamlet, Ricardo, Guillermo, Polonio y cuatro cómicos.

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