La fierecilla domada

TRANIO:

No creo que haya habido jamás matrimonio de locos semejantes.

LUCENTIO: (A Blanca.)

Señora, ¿qué pensáis de vuestra hermana?

BLANCA:

Que para una loca de atar siempre hay un loco rematado.

GREMIO:

Creo, por mi fe, que Petruchio ha encontrado una horma digna de su zapato.

BAUTISTA:

Amigos míos, vecinos: si el casado y la casada no están para ocupar su puesto en la mesa, si habrá, en cambio, comida y bebida en abundancia. Vamos, pues, Lucentio, vos ocuparéis el puesto del marido, y Blanca, el de su hermana.

TRANIO:

¿Va la encantadora Blanca a aprender cómo se hace de recién casada?

BAUTISTA:

Así es, Lucentio. Venid, señores, vamos. (Entran a la casa.)

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