La fierecilla domada

Sí, sí, Curtis; están al llegar, conque, ¡fuego!, ¡fuego! Y no se te ocurra echar agua encima.

CURTIS:

Y dime: ¿la fiera tiene la cabeza tan caliente como dicen?

GRUMIO:

La tenía, excelente Curtis, antes de esta helada. Pero bien sabes que el invierno doma todo: hombre, mujer y bestia. Éste ha domado a mi amo de siempre, a mi ama de ahora y hasta a mí mismo, excelente Curtis.

CURTIS:

¿Qué estás diciendo ahí? ¿Es que crees acaso que soy tonto, títere de tres pulgadas?

GRUMIO:

Prefiero no tener sino tres pulgadas a llevar, como tú, cuernos de más de a pie. Además ¿es que quieres hacernos fuego, o será preciso que me queje de ti a nuestra ama? Te aseguro que si tardas tanto en preparar lo necesario para que se caliente, ella te hará en menos tiempo sentir la caricia de sus manos heladas.

CURTIS:

Ea, Grumio, hombre, dime, te lo ruego, qué pasa por el mundo.

GRUMIO:

eXTReMe Tracker