Una gran sala en casa de Petruchio.
(Entran CATALINA y GRUMIO.)
Señor Lucentio, hoy es el día fijado para el matrimonio de Catalina con Petruchio y henos aquí sin noticias de mi yerno. ¿Qué van a decir los invitados? ¿Qué irrisión no va a causar la ausencia del novio cuando el sacerdote llegue dispuesto a efectuar el enlace? ¿Qué os parece a vos, Lucentio, de esta alienta que sufrimos?
GRUMIO:
No, no; de veras que no; por nada del mundo me atrevería.
CATALINA: