La fierecilla domada

ESCENA III

Una gran sala en casa de Petruchio.

(Entran CATALINA y GRUMIO.)

Señor Lucentio, hoy es el día fijado para el matrimonio de Catalina con Petruchio y henos aquí sin noticias de mi yerno. ¿Qué van a decir los invitados? ¿Qué irrisión no va a causar la ausencia del novio cuando el sacerdote llegue dispuesto a efectuar el enlace? ¿Qué os parece a vos, Lucentio, de esta alienta que sufrimos?

GRUMIO:

No, no; de veras que no; por nada del mundo me atrevería.

CATALINA:





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